lunes, 21 de junio de 2010

Para mear y no echar gota

Muy pocas veces he acabado tan "hasta los cojones" de un concierto. Pero no de lo musical, que no estuvo mal, sino de lo extra musical, que rozó lo irritante en algunas ocasiones.

Habíamos sido contratados para un evento motero, que supuestamente iba a mover a nosecuantos cientos de personas. Accedimos en las primeras y únicas negociaciones a rebajar el caché, ya que alegaban que no tenían presupuesto suficiente, y a nosotros a priori era un evento que nos interesaba hacer, tanto por la supuesta repercusión, como por la proximidad geográfica y nulos gastos logísticos.
Esta reunión tuvo lugar unos dos meses antes del acontecimiento. Como iba a haber más bandas, se nos instó a una próxima reunión con el resto, para acordar backline, horarios, y demás... Una reunión de la que seríamos informados.

Un mes antes del concierto, se puso en contacto conmigo Patxi, el técnico que llevaría el sonido. Quería saber cuantos eramos y que posición ocupábamos en el escenario. Lógico por otra parte, si quería ir organizando todo el espectáculo.

Estuvimos esperando la llamada de la organización. Una llamada que se hacía esperar. Y esperar. Y esperar... hasta que una semana antes del concierto, decido enviarles un mail, informando de nuestra falta de información. Me informan al día siguiente vía telefónica, que el responsable del espectáculo musical es Patxi. Así que le llamo. Él piensa que ya estabamos todos los grupos informados. Yo le respondo que no. Que sólo me llamó para preguntarme por la formación. No sabe responderme ni a horarios ni a backline. Sólo deja caer que al final de los grupos habrá una orquesta, y que serán estos los que pongan la batería.
Aquí comienzo a apreciar una patente desorganización en cuanto a lo musical.
Decido ponerme en contacto con Jorge Olloqui, miembro de Big Mistake, uno de los grupos con los que compartiríamos escenario. Me responde que los horarios ya están pactados (los ha decidido la organización), y que ellos tocarían con su equipo (compartiendo con Deoliguan, el tercer grupo en discordia). La batería la pondrían los de la orquesta, que tocarían en último lugar. Además hay que reseñar que los técnicos de sonido, son también miembros de la orquesta.
Tocaríamos a las 3 de la mañana. Pues nada, Luisja. No la montes. Se ha decidido así pues se ha decidido así. Haber estado más vivo.
Así que me quedo con un palmo de narices, sabiendo que se ha organizado todo sin contar con nosotros para nada.

Nos presentamos en la carpa donde serán los conciertos a las 18:00, hora a la que habíamos sido citados para la prueba de sonido. La carpa, que estaba situada sobre una arenal, era como una especie de tiro de chimenea. Si fuerte era el aire fuera, más lo era dentro de la carpa. Los monitores que estaban ya ubicados desde la noche anterior, estaban llenos de arena. Al igual que el resto de material. Parecía que tuviesemos que tocar en medio del desierto durante una ventisca.

Serían las 18:45 cuando aparecieron los técnicos. Y traían noticias frescas. La orquesta tocaría en primer lugar. Aquí es donde ya me quedo a cuadros. ¿Quién ha tomado esa decisión, y por qué?
La respuesta se fue haciendo evidente conforme ibamos hablando. Ayer a las 5:00 (hubo conciertos con grupos locales) no había ni el tato. Así que no estaban dispuestos a tocar para nadie a esas horas, y decidieron por el artículo 33 que esa hora nos correspondía a uno de los grupos. Les daba igual cual.
Una vez que llegaron los otros grupos, y tras un par de horas de divagaciones, llegamos por fín a un acuerdo. Deonliguan (buena gente y mejores músicos), tocarían los primeros. Después lo haría Big Mistake. Luego tiempo para una Streeper, y seguidamente nosotros, para acabar con la orquesta. El horario de comienzo se adelantaría, y todos los grupos recortaríamos repertorio a 45 minutos. Así lo aceptamos, ya que la hora de comienzo de nuestra actuación sería las 2:15.

El público era más bien escaso. La noche no acompañaba, con un aire que hacía que la sensación térmica fuese de mucho frío. Y más aún dentro de la carpa. ¿Qué les costaba haberla cerrado completamente?

Nuestra actuación, que comenzó a eso de las 3:15, estuvo digna. Hubo varios incidentes. En la primera canción, el bajo que me salía del monitor me estaba achicharrando. Salía petado, y la voz no se apreciaba. Estuve toda la canción pensando que había petado mi ampli, hasta que me di cuenta del problema y les dije que no me pasasen el bajo por monitor. Así que la primera canción salió como salió. Una pena, porque suele salir como un tiro. Otros momento anecdóticos fueron los pisotones que propinaron Oscar y Txiki al cable de mi bajo, llegando en alguna ocasión a arrancarmelo. NECESITO UN INALÁMBRICO.
A destacar, que el aire iba hacia el escenario, por lo que de vez en cuando estuve comiendo arena. Os aseguro que es muy difícil cantar mientras te está entrando arena en la boca. Probad si no lo creeis. Además de cómo acabó todo el equipo.
Al final del concierto, estabamos la familia y dos paisanos de Marcilla. Gracias por aguantar. Yo mismo no lo hubiese hecho en esas condiciones.

Es denunciable que después de todo lo que pasó, no se acercasen miembros de la organización a poner solución. Muy mal.

Y ya la última fue para cobrar. Aún tuvimos que recordarle cual era el precio de nuestra actuación, ya que se equivocó (pero a la baja, claro).

En fin. Son muchas grietas que si quieren hacer una nueva edición tendrán que solucionar.
Para mi gusto, y bajo mi humilde opinión, los grupos de rock deberíamos de haber amenizado la tarde. Por ejemplo de 18:00 a 22:00, y haber dejado la noche a la orquesta. Que a todo esto, montó y tocó, a pesar de no haber NADIE. Ni siquiera el de la barra que ya había cerrado.
Para mear y no echar gota.

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